2.28.2008

El pasado, próximamente en sus cines.

En teoría, faltan pocos meses para que se estrene, en el círculo comercial (A), la película El pasado, del director argentino Héctor Babenco y basada en la novela homónima de otro argentino, Alan Pauls. Babenco es el director de, por ejemplo, El beso de la mujer araña (1985), basada en la novela del gran Manuel Puig, y Carandiru (2003), que pasó por el Ecuador con éxito de crítica y taquilla. Entonces Babenco no es un principiante ni mucho menos, pero a esta película todo el mundo le tiene miedo. La novela pasa de las quinientas páginas, y aunque en su momento fue premio Herralde (2003), alcanzando varias ediciones en España y Argentina, no es para nada fácil.

Rímini y Sofía rompen después de doce años de relación. Un mundo acaba, otro empieza. El intuye que su vida le ha sido devuelta, que, como a pocos, se le ha otorgado la oportunidad de tener una segunda vida incluida en la única que viene en el paquete. Ella siente que el mundo sin Rímini es un lugar extraño, hostil, donde algo no anda bien, donde algo se perdió, donde ellos, que para ella son “una obra de arte”, dejaron una herida supurante.

Rímini es traductor. Post Sofía, se enamora de la joven Vera y cuando no está con ella, se dedica a trabajar como un loco, cuarenta páginas diarias, a jalar coca como un loco, haciendo líneas sobre el retrato de su ex, y a masturbarse como un adolescente que adolece, para sentir que todavía tiene control sobre su cuerpo, que la coca no lo ha invadido todo.

Lo que mejor sabe hacer Sofía es ser la pareja de Rímini, sin él, se siente perdida, como si el mundo no necesitara de ella. Se mete en cursos, en charlas, en conferencias, buscando llenar sus días hasta que le devuelvan su cargo en la vida de Rímini. Sofía esta absolutamente segura de que volverán a estar juntos, tarde o temprano, bien o mal, mal que mal, porque simplemente no puede ser de otra manera.


Sofía interrumpe la vida de Rímini cada vez que puede. Se le aparece como una bruja que le sigue los pasos en su bola de cristal. El quiere pisar el pasado (lo intenta durante toda la novela, en todas las posiciones), pero ella no lo deja. Sofía siente que la indiferencia de Rímini, su falta de pena y de sufrimiento, es una irresponsabilidad, una falta de respeto para los doce años que estuvieron juntos.

Acá unas frases.

Conocían el mecanismo del ardor, la lógica del engaño, los resortes secretos de la dominación y del desprecio, todas las claves que movían, daban brillo y a veces aniquilaban las vidas de los otros.

Rímini volvió a verse lejos de Sofía, se vio sin ella, y esa figura huérfana, como saqueada, lo heló de espanto. Acababa de ver lo que queda de un hombre cuando a todo lo que es, a todo lo que cree ser, se le resta la mujer que ama.

Entonces Rímini supo que para que pudiera dejar alguna vez de amarla, algo más fuerte que otro hombre y que otra mujer, algo tan inhumano y ciego como un desastre, un accidente de avión, un terremoto, tendría que arrancarla de su lado y extirparla de su alma.

...detestaba a Paulo Coehlo como a todos los ex adictos, ex criminales, ex terroristas, ex prostitutas, ex hombres de negocios, ex maridos golpeadores, ex violadores, ex políticos y ex artistas que se dedicaban a la literatura de rehabilitados, ese subgénero del catecismo...

Sangrar lo justo en el momento justo: ése es el secreto de la inmortalidad.

No sé cuál de los dos está más loco. Tal vez Rímini, por tratar de escapar de la locura. Sofía, al contrario, vive su demencia al pie de la letra, segura de que no existe otra forma de vivir. Tan obstinada es, que le escribe cartas a Rímini, meses después de la ruptura, cuando Rímini está en otra, con otra, dándole “oportunidades” para volver con ella, cartas como esta:

Sí, te odio. Sí, te perdono.
El amor es un torrente continuo.
Como se que no vas a ser capaz de ir solo a la muestra de Riltse (ya estoy oyéndote: demasiados “recuerdos” –las comillas son tuyas-) el jueves a las siete voy a estar en la puerta del museo.
Soy la chica baja y ojerosa de imperdible amarillo (si llueve), o la que acaba de bajarse sin aliento de su bicicleta verde (si el tiempo está bueno).
No podés equivocarte.
Odio tener que decirlo, pero es tu última oportunidad.



No se molesten en googlear a Riltse, es un invento de Alan Pauls. En la novela hablan mucho de él, incluso, hay un capítulo de casi cien páginas dedicado al artista, y que se mide con las biografías ficticias de Borges y Bioy, tanto como con los cuentos más salvajes de Roberto Bolaño.

Rímini va a ser Gael García Bernal (haciendo de argentino otra vez) y Sofía, Analía Couceyro. Esto del cast internacional es una movida para que la película funcione fuera de Argentina. Una movida que no sé si haga falta, digo, porque a los argentinos, a los brasileños, a los mexicanos y ahora a los colombianos, los conocen en todo el mundo. La crítica, evadiendo un poco su responsabilidad, se ha dedicado más a valorar el riesgo de Babenco al adaptar la novela, que a hablar sobre la película como ser independiente.

Acá el link a lo que dijo el diario La Nación, de Argentina, cuando se estrenó la cinta, en noviembre del año pasado.

http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=960187

Humildemente, auguro que si la película llega a ser una ilustración de la novela, habrá logrado harto. Por eso un post largo sobre una novela eterna en los tiempos de las lecturas breves. Que no pase lo que pasó con Rosario Tijeras, una buena novela que ya nadie quiere leer, porque el mal sabor de boca que dejó la película (fuera del espectáculo que es Flora Martínez) fue suficiente para espantar a lectores potenciales. No me mal interpreten, espero que El pasado sea una gran, gran película, lo espero de todo corazón, pero después de leerla y sufrir con ella entiendo que el cine puede no ser lugar para El pasado. Vamos a ver, con fe, el resultado.

Este es Babenco.


...no es de muerte natural como muere un amor genuino, sino bañado en sangre, bajo los golpes que le asesta otro, no necesariamente genuino –porque allí las leyes del amor, ciegas a los títulos de nobleza, no tienen ninguna misericordia- pero sí oportuno y, sobre todo, impulsado por esa crueldad entusiasta que anima a todas las emociones jóvenes.

Entiendo que la novela, y otras del mismo Pauls, se encuentra en las librerías locales, por lo menos en Quito. Y ya que hay tiempo de leerla antes de la película, pues go for it. Lean El pasado y témanle al futuro. No al desastre nuclear, ni al cambio climático, sino al amor.

Como epílogo, dos cosas. Primero, un monólogo de Frida, la gurú de Sofía, un regaño a Rímini cuando está a punto de ser el padre de un hijo que no es de Sofía. Segundo, un link a una entrevista en la que Alan Pauls habla sobre El pasado, la más autobiográfica de sus novelas.

¿Qué has hecho de tu vida, desgraciado? ¡Perdiste todo! ¡Despilfarraron todo! Y ahora que vas a tener un hijo te creés que vas a rejuvenecer, ¿no?... No hay hijos, oíme bien. NO HAY HIJOS. Hay fetos –cuando todavía estás a tiempo de arrepentirte- y parásitos –cuando ya es tarde. ¿Querés saber dónde están escritos los próximos años de tu vida? En las tetas de tu mujer. En los pezones de las tetas de tu mujer. La carne no miente. Esa carne es tu horóscopo. Todo se seca, Rímini... ¿Viste cómo queda una ciruela después de ponerla al sol? Lo que era pulpa es polvo. Lo que era piel se desgarra y se rompe. No queda nada que chupar.

http://www.radiomontaje.com.ar/literatura/pauls.htm

... y el mismísimo Alan Pauls.









2.24.2008

Bonus Tracks


Para cerrar (por lo pronto) el tema Nirvana Unplugged, posteo las versiones originales que pude encontrar. Empezando con Jesus Wants Me For a Sunbeam, del dúo escoses The Vaselines. El tema se hizo popular en los Estados Unidos tras la versión de Nirvana. Tanto así, que se editó una especie de Best Of llamado The Way Of The Vaselines, dedicado, básicamente, al público noventero que los quería conocer.




Sigue The Man Who Sold The World, de David Bowie, aparecida en el álbum del mismo nombre, de 1970. Por encima, el arreglo tiene casi el mismo sabor, después de todo la canción es prácticamente folk de los sesentas. Sumen la voz ceremoniosa de Bowie.



Ahora vamos con Lake Of Fire, de los Meat Puppets. Encontré esta versión, embalada y enfadada, del tema en vivo, en un show pequeño del 99. Por si acaso, los Meat Puppets siguen dando guerra, más de lo que uno pensaría. Todos sus shows son pequeños, o más bien, ninguno de sus shows es grande. Y al parecer cada vez que tocan este tema revientan. Tal vez lo toquen tan fuerte porque dentro deben estar algo cansados. Y por fuera, no pueden no tocarlo, no sería justos con los fans.



Por último, algo que no deja de impresionarme, la versión original de la gran Where Did You Sleep Last Night. La canción es de Leadbelly (Huddie William Ledbetter 1888-1949), un blusero de esos que vivieron la vida azul, no como el mar azul sino como se ven las venas junto a la palma de la mano. Leadbelly, solo con su guitarra, estremece. Hay algo de pena, el lamento típico del blues, pero también eso de sentir que lamentarse por algo que no tiene solución, no sirve de mucho. Tal vez Kurt Cobain no estaba tan triste cuando apretó el gatillo. Me gusta pensar que fue otra de sus bromas.





Dejo el tema Nirvana. Contento con las reacciones, con los encuentros que produjo.



2.20.2008

El regreso de Kurt

Nirvana Unplugged / Uncut, en DVD

Hacía frío, era noviembre, la ciudad de Nueva York se preparaba para otra navidad con nieve y luces liadas en las ramas huesudas de los árboles de Park Avenue. No muy lejos de ahí, en los estudios de MTV, una fila de gente hacía cola para ver a Nirvana Unplugged. La banda más grande del mundo tocando en acústico. Y la pregunta que se repetía y se repetía era cómo va a sonar Smells Like Teen Spirit. La pregunta no tuvo repuesta. Nirvana no tocó el hit que le dio la vuelta al mundo en 80 segundos. Pero los que estuvieron ahí vieron algo que nunca olvidarían.

Algunos fans obtuvieron entradas para la prueba de sonido. Kurt Cobain fue el primero en aparecer. Los vio, bajó la mirada, tomó su guitarra para zurdo y les dijo “me encantaría abrazarlos a todos, pero con esto en las manos no voy a poder”. Se hizo un silencio. Los fans no sabían si reírse o no, ¿les estaba hablando en serio? Tal vez necesitaba esos abrazos, pero no, era ese humor amargado, iluminado, parte de esa inteligencia corrosiva y fatal, la misma con la que escribía líneas como “Te juro que no tengo un arma” y “Te amo tanto que me enferma”.

El sound check arrancó pasadas las seis de la tarde. Ensayaron, Come As You Are, Polly, Plateu, The Man Who Sold The World y, cuando intentaron con Pennyroyal Tea, algo no funcionó y el tema estuvo apunto de quedarse fuera del repertorio. Por suerte no fue así. Más tarde, a la mitad del concierto, Kurt se dio cuenta de que le tocaba cantar Pennyroyal y preguntó “¿Voy a hacer esto solo?” El baterista Dave Grohl fue el primero en ponerse de pie, pedir un tabaco, y estar de acuerdo. Cobain dijo “Si no me sale, esta gente va a tener que aguantar”. La gente rió. Cobain se la mandó en solitario, como cuando la tocó por primera vez, encerrado, rodeado de pastillas.

Alex Colleti, productor de MTV Unplugged, no tuvo que hacer mucho para conseguir que la banda se desenchufara, bastó con una llamada telefónica. Amy Finnerty, amiga personal de Cobain, cuenta que él estaba muy asustado, “Pensaba que la audiencia no iba a divertirse” Lee Ranaldo, guitarrista de Sonic Youth (padrinos de Nirvana, una de esas bandas clave), escondido entre el público, estaba seguro de que sería algo impresionante, se lo dijo a los camarógrafos antes de que empezara el espectáculo. El lugar estaba copado, las autoridades amenazaron con cancelar porque había demasiada gente. No pasaron del regaño. Cobain fue el único que pudo detener a Nirvana.

Tocaron Something In The Way, y después de los aplausos se confirmó uno de los tantos rumores que llenaron la noche: vienen invitados. La gente pensó en Neil Young, que hacía grunge con Crazy Horse antes de que el grunge tuviese nombre. Los más optimistas pensaron en Eddie Vedder, cantante de Pearl Jam. Kurt Cobain y Eddie Vedder juntos, como cuando John Lennon y Mick Jagger se juntaron en el Circo del Rock And Roll de los Rolling Stones, en el 68. Nada que ver. Aparecieron los hermanos Kirkwood, los Meat Puppets, una banda under, más country mutilado que grunge. Y tocaron tres temas que nadie o casi nadie había escuchado jamás.


Al final, el público pedía Sliver e In Bloom. Kurt se hizo el que lo consideraba, pero alargar el show no estaba en sus planes. En buena onda, les dijo “Fuck you, esta es la última canción de la noche” Esa canción fue Where Did You Sleep Last Night, esa sí NADIE la había escuchado en la vida. Empieza suave y termina con Cobain gritando como si estuviera en eléctrico. Esa canción, para nuestros efectos inédita de Nirvana, cerró un impredecible e irrepetible apartado en la historia del rock, y se convirtió en un tesoro.

Antes (y en muchos casos también después) del Nirvana Unplugged, los capítulos acústicos de MTV eran sobre todo Greatest Hits, peñas complacientes, digamos. Nirvana sólo tocó un hit, Come As You Are. Se defendió con covers tan rebuscados como preciosos y no aceptó peticiones del público: grunge en todo su esplendor.

Desde hace unos días circula en Quito el Nirvana Unplugged entero, sin cortes entre canción y canción, con los gritos del público, y todas las bromas de Cobain, como cuando presenta al guitarrista Pat Smear diciendo, “Es un punkero honorario certificado, pero le gusta más Queen” El Unplugged Uncut trae ensayos y el mini documental Bare Witness, realizado por MTV cuando MTV valía pena. Nadie que se profese algún cariño debe perdérselo. La versión oficial, transmitida originalmente en el 94, era la vestida para el compromiso. Cobain lo dice en el show, burlándose de él mismo, “No importa en qué orden toquemos, lo van a editar, es televisión” Pues bien, esta es la verdad.

Cobain fue el de la idea de los lirios blancos y las velas para el escenario. El productor dijo “Va a parecer un funeral”. A Cobain se le abrieron los ojos al responder, “Sí, exacto, como un funeral, cool”.