7.28.2011

Entrevista universitaria en Expreso


El pasado lunes 25, diario Expreso publicó el primero de ocho suplementos enteramente diseñados, escritos y fotografiados por jóvenes estudiantes de periodismo de universidades guayaquileñas. A todas luces, la iniciativa merece aplausos o, cuando menos, una oportunidad. Opiniones frescas sin filtros ni censuras: del mar a su mesa.

Para esta primera edición me entrevistó Arturo Cervantes. Evidentemente se le fue la mano con la generosidad y eso terminó en exageración. Pero estoy muy agradecido con él, no porque me haya tomado en cuenta sino porque a través de mi, o mejor dicho de mi trabajo, habló de una generación que está buscando su lugar y, más importante aún, de un grupo de amigos/lectores que cree en las nuevas propuestas creativas del país.


Juan Fernando Andrade: el abanderado de la nueva ola de escritores criollos.

Por Arturo Cervantes

Sólo que él no se considera el abanderado. Y eso que, hace poco, reunió en un libro de cuentos, denominado Todos los juguetes (Dinediciones, 2011), a los diez autores sub-35, quizás, más talentosos del país. Y eso que su novela Hablas demasiado (Alfaguara, 2009 y Punto de Lectura, 2010) ha sido catalogada por la crítica como el punto de partida de la nueva narrativa ecuatoriana.

Es una generación muy auspiciada. Siempre se anuncia su llegada. ¿Ya llegó?, le pregunto para iniciar esta entrevista

JFA: Siempre la estamos esperando. Los escritores ecuatorianos vivimos con esa paranoia ridícula -pero real- de pensar que capaz uno puede ser ese escritor que la gente tanto espera.

Algunos dicen que ya llegaron y que están en “Todos los juguetes” (Andrade fue el editor). Ese libro reúne a escritores jóvenes con voz propia. Son escritores de oficio. Escritores que han ganado concursos, que publican en revistas. Gente joven que se la toma en serio.

No me importa cómo nos llamen, cómo nos bauticen, cómo nos cataloguen mientras exista gente que conecte con lo que escribimos. Cada uno escribe por su lado. Sin embargo, hay cosas que tenemos en común, cosas que nos afectan a todos porque han pasado mientras estamos aquí, en el mundo.



AC: El periodista Francisco Santana dijo que esta es “una generación que escribe de adentro hacia afuera, sin lenguaje rebuscado, sin pensar en las buenas costumbres o en lo políticamente correcto”. ¿Buscan hacer ruido?

No nos pusimos de acuerdo para escandalizar al Ecuador.
No escribimos para caerle mal a nadie, pero no vamos a hacer nada, absolutamente nada, para caerles bien. Si esas son las opciones, esta generación prefiere caer mal, en la medida en que eso signifique abrir cancha a nuevas voces, propuestas y realidades.

Es una generación que no quiere ocultar nada. Una generación cuyos héroes no son los que triunfan sino los que fracasan y siguen.



AC: ¿Aquello da para que los dinosaurios literarios piensen que son “inmorales”?


JFA: Si alguien cree que somos inmorales, irrespetuosos o desubicados, aquello viene de los valores que tengan ellos, no nosotros. Escribimos lo que vemos, lo que nos atraviesa, lo que nos golpea, lo que nos divierte, lo que nos parece verdad. Chocamos, es cierto. Hay gente que no nos quiere, es cierto. Para muchos simplemente somos niños alienados que quisieran ser gringos, europeos o cuando menos argentinos, es cierto. Pero estamos, existimos, somos. De a poco juntamos voces y nos convertimos en un coro. Quien no quiera escucharnos puede bien dar la media vuelta y seguir con lo suyo. Pero nadie nos puede remover, es demasiado tarde para eso. Ojalá alguien nos llamara punks.



AC: ¿La generación actual necesita “calle” para escribir? O sea, ¿chupar con los panas, meterse, de vez en cuando, una que otra sustancia ilegal y levantarse una chica en un bar para plasmar todo eso en la literatura?


JFA: Sí, pero eso también lo hacía Allan Poe hace 100 años; Henry Miller hace 80 años; y Bukowski hace 40 años. No es realmente nada nuevo. Si lees a Medardo Ángel Silva también vas a encontrar eso. Y si lees los cuentos de José de la Cuadra no vas a encontrar cocaína -porque no había en esa época- pero sí una gran cantidad de alcohol y excesos. En Los Sangurimas ves todo eso, por ejemplo.

Hay gente que lee mi novela (Hablas demasiado) y me pregunta: “¿En serio la juventud es así?”. Y sí, pues. Uno se encuentra con las drogas en las calles, en cualquier fiesta, en cualquier bar. Están ahí.

A mí me interesa escribir sobre las cosas que siento cercanas. Las drogas son parte de nuestro entorno diario. Y uno hace cosas a veces bajo la influencia de ellas. Las drogas te brindan experiencias sensoriales, sociales o incluso sentimentales y románticas que te pueden servir para crear un libro.

Pero no sólo inyectamos nuestra literatura de “calle”. También nos influenciamos de música y de cine. Yo me inspiro mucho con las películas de Woody Allen o con las letras de Nirvana.



AC: ¿Cómo nació “Hablas Demasiado” tu primera y única novela, que, según algunos críticos, inaugura la nueva narrativa ecuatoriana?


JFA: Yo escribí mi novela para vengarme. Yo hubiese querido leer un libro como el mío a los 15 años. Quería vengarme de mis profesores de literatura. Vengarme de este concepto de la literatura como algo “elevado”, “distante”. Yo odio esa pose intelectual que hace pensar que uno, porque escribe, es superior a los demás. Para mí ser escritor es un oficio, como cualquier otro.

Hay una frase de Woody Allen en “Annie Hall” que dice: “Los intelectuales son la prueba de que uno puede ser un genio y no tener idea de lo que pasa alrededor”. Puedes conocer a un tipo que se ha leído todos los volúmenes de Tolstoi, pero resulta imposible que se levante a una chica en una discoteca.

En el colegio, a mí me hacían leer cosas que no tenían nada que ver conmigo, con lo que me pasaba.

AC: ¿Te rebelas contra el mundo de los adultos?


JFA: Sí, pero con el mundo de los adultos que dice que a los 30 años debemos tener dos hijos, dos carros, casa con piscina porque si no, no eres nadie. Creo que ese es un estándar de éxito válido, pero no el único.



AC: ¿Cuál es el estándar de éxito válido para tu vida?


JFA: Yo tengo 30 años y no tengo ni perro ni casa ni carro pero tengo una banda de rock. Para mí eso es mucho más valioso que cualquier otra cosa. El estándar de éxito es acercarse a lo que uno soñó para su vida, a lo que uno siempre quiso ser. Cuando yo tenía 15 años, tomé la decisión inconsciente de ser escritor y yo a ese pelado le estoy cumpliendo día a día.

(Expreso, 25/07/11)


7.26.2011

We only said goodbye with words...


Escribí esto hace exactamente tres años, estaba absolutamente colgado en el Back To Black, obsesionado mal, y convencido de que Amy Winehouse merecía más, mucho más, de lo que por esos días aparecía en la prensa nacional, enfocada en sus escándalos y no en su talento. Para que me permitiera escribir algo más o menos contundente, tuve que de decirle al director de la Diners que Amy Winehouse era comparable a Billie Holliday o Edith Piaf (y lo sostengo), me dijo veamos y al final apareció esta crónica biográfica.

Salud en su tumba.


Primer misterio glorioso de Amy Winehouse

Por Juan Fernando Andrade

Viernes 4 de julio de 2008. Los buses salieron desde el estadio Santiago Bernabeu, hogar del Real Madrid, hasta la Ciudad del Rock: Aranda del Rey, a las afueras de la capital española. Más de cien mil personas llegaron ese día al Festival Rock in Río que, por primera vez en sus veintitrés años de existencia, se montaba sobre la piel de la madre patria. Eran las ocho de la tarde y el público, volcado frente al escenario, apretujado y con el alma pendiendo de un hilo, esperaba la presencia de la cantante británica Amy Winehouse, la nueva reina del pop mundial. Semanas atrás, en la edición del Rock In Río celebrada en Lisboa, Winehouse había aparecido tarde, ebria, sin voz, había cantado menos de una hora y lo que hasta por entonces era un fuete rumor, tomaba contundente forma entre los espectadores: a sus veinticuatro años, la voz del siglo XXI estaba acabada tras una vida breve de éxito universal, sobreexposición en los medios y excesos de todo tipo. ¿Llegará a tiempo? ¿Podrá cantar? ¿Podrá pararse? ¿Saldrá? Los fans ahí, al pie del cañón, sin perder la esperanza. Las chicas de trece, veinte y cuarenta con el look Amy: peinado tipo colmena, a lo Priscila Presley en sus primeros años, sobre los párpados el delineado con sombra prolongado hacia arriba, entre una Gatubela sesentera y Cleopatra. El escenario estaba listo, los músicos en sus posiciones, de traje formal, como de costumbre. Los segundos pasaban como lerdos siglos. La banda empezó a tocar. Amy Winehouse esperaba su turno metros atrás, entre fotógrafos que no dejaban de disparar ni de preguntarse cuán volada estaría. Entró con su paso torpe de diva fracturada, llevaba un corto y apretado vestido amarillo, generoso escote y sus tatuajes al aire. Agarró el micrófono y empezó a cantar como nunca antes, como sabe hacerlo, con la verdad, como si su vida dependiera de ello. Los aplausos estallaron, los fieles conmovidos ante el milagro por el cual tanto habían rogado. Esa tarde, Amy Winehouse volvió de la muerte.

Hija de un chofer de taxis y una empleada farmacéutica, ambos fanáticos del jazz, Winehouse creció siendo una niña judía en el barrio Southgate, al norte de Londres. Por esos días, su sueño era aprender a montar patines, crecer y convertirse en una mesera sobre ruedas. Como a todas las niñas, le gustaba cantar, lo mismo el Hip-Hop que escuchaban las nenas de su edad que los discos de Sara Vaughn y Billie Holiday que sonaban en su casa. A los diez, formó su primera banda de rap, llamada Sweet And Sour (agridulce). Dos años después, alentada por su padre, se enroló en la Sylvia Young Theatre School. La educación formal le duró poco. A los trece se apareció en sus lecciones de canto con un piercing en la nariz, algo estrictamente prohibido por los estatutos del plantel. Le dijeron puede que seas la alumna más talentosa que hayamos tenido en años, pero o te quitas eso o te vas. Amy no lo pensó dos veces, sin arrugarse dio media vuelta y salió del lugar, sabía que el mundo, hacía rato, estaba esperando por ella.

Aprendió a tocar guitarra y compuso sus primeras canciones siendo una quinceañera que lo quería todo, menos el caballero y el vestido rosado. Celebró sus dulces dieciséis con una serie de apariciones en pubs londinenses a las que apenas y acudía público. Una de esas noches, un chico llamado Tyler James, cantante que venía abriéndose paso en la escena independiente británica, la vio y quedó aturdido. Se hicieron amigos, cantaron juntos, grabaron juntos, salieron de juerga, a James le impresionó gratamente la capacidad de almacenamiento de la adolescente Winehouse. Con todo. Sin miedo. Dejen que me olvide de hoy hasta mañana. En 2003, Tyler James firmó con la compañía discográfica Island, un sello con su historia y su prestigio bien habidos. Cuando le preguntaron qué más estaba pasando allá afuera, James no vaciló en responder se llama Amy Winehouse y es genial, mejor que cualquier cosa que hayan oído antes. La audición fue corta y sencilla. En una sala de reuniones, Amy, un guitarrista y un par de ejecutivos de Island. Las canciones son tuyas, ¿en serio? Sí, señor. ¿Letra y música? Letra y música, señor. ¿Te gustaría firmar un contrato para grabar un disco con nosotros? Respiración cortada, manos tapando la boca abierta, lágrimas en las cornisas de los ojos. Sí, señor, claro que sí, gracias, muchas gracias. Abrazos y sonrisas. Todos ganaron. Los ejecutivos habían encontrado el nuevo diamante en bruto de Inglaterra y la pequeña Amy había encontrado su destino. Esa noche, Janis y Mitch Winehouse durmieron abrazados, habían conseguido, temprano, eso por lo que todos los padres del mundo luchan a diario, su hija tendría una vida mejor que la que les había tocado a ellos, una vida plena.

Frank, el álbum debut de Amy, salió a la venta en 2003, nuestra chica cumplía veinte años. Toda Inglaterra, y buena parte de Europa, se puso de rodillas para idolatrar a esta cantante que, como quien no quiere la cosa, juntaba lo mejor del Hip-Hip y el R&B de nuestros días, con lo mejor del soul y el jazz de eras doradas y pasadas, añadiéndole una honestidad tan poética como brutal. De repente, Amy Winehouse estaba en giras que ocupaban todo su tiempo y toda su energía. Presentándose en programas de televisión y firmando autógrafos en mega tiendas de discos. En fiestas que consumían su cuerpo, en las que la gente se le se acercaba para decirle que era la mejor cantante sobre la faz de la tierra. Empezó a beber a diario, a llegar tarde y ebria a sus presentaciones, a meterse en pleitos todas las noches en pubs y discotecas y, cómo no, a consumir drogas, sobre todo crack (cocaína hervida en una solución de bicarbonato de sodio, el mismo compuesto que, por ejemplo, llevó a la cantante y actriz Whitney Houston, de la gloria absoluta en la época de la película El Guardaespaldas, a prostituirse y dormir en basureros). Allá, donde el fondo y la cima están a centímetros de distancia, Amy conoció a Blake Fielder-Civil, un músico no famoso muy apegado a los vicios famosos entre músicos. Amy y Blake vivieron un romance tórrido que fue el mejor alimento para tabloides y programas de chismes. Amantes de la noche, de la juerga y de las substancias ilegales, pusieron su idilio decadente por encima de sus carreras, se dejaron pescar por los lentes hambrientos, jugaron con fuego, y se quemaron. La primera separación ocurrió cuando Amy necesitaba entrar a un estudio para grabar algo nuevo. Blake se fue con otra y Amy se fue a negro.

Back To Black (de vuelta al negro), el esperado segundo disco, apareció en 2006. Un disco dedicado al despecho amoroso, al sufrimiento, al vivir con el alma hecha pedazos. Una impecable obra de arte. Amy recogió todo lo que le machacaba el corazón y lo repartió en diez canciones que fueron tierra fértil para la semilla. El sencillo Rehab (rehabilitación), que en el coro dice: quieren hacerme entrar en rehabilitación y yo digo no, no, no, fue directo a la cumbre en listas de popularidad. Volvieron los conciertos, la vida pública y los titulares escandalosos, pero ciertos: Amy Winehouse arrestada por conducir en estado etílico. Amy Winehouse le cae a golpes a un grupo de gente en una discoteca. Amy Winehouse de vuelta en la cárcel por causar disturbios en la vía pública. Amy, Amy, Amy, ¿qué estás haciendo con tu vida? Mientras tanto, Back To Black seguía su camino natural por todo lo alto. En febrero de 2008, en la quincuagésima entrega de los premios Grammy, en Los Ángeles, Amy y su tristeza melódica se alzaron con cinco galardones, todos en categorías harto cotizadas: mejor álbum de una cantante de pop, mejor actuación de una cantante de pop, mejor artista nueva, mejor canción del año (por Rehab) y mejor sencillo del año (también por Rehab). Amy no pudo asistir a la ceremonia, días antes, las autoridades estadounidenses le habían negado la visa, las razones nunca se especificaron, igual se intuyen de sobra. Pero como la estrella de la noche no podía faltar, cantó, vía satélite, desde Londres. De aquí en adelante, cada vez que se recapitule la historia de los Grammys, este apartado tendrá un lugar privilegiado. Parecía que ya nada peor podía pasar. Parecía.

Amy Winehouse se convirtió en un cadáver. Bajó peligrosamente de peso, tanto, que el rumor de una anorexia corrió con fuerza y empezaron las sentencias. El rock, porque puede que en rigor Amy no cante rock pero definitivamente es una rockera, preparaba espacio para otra muerte prematura. La compararon con Jim Morrison y Janis Joplin. Los periodistas ingleses Chas Newkey-Burden y Nick Johnstone, conocidos por escribir en serio sobre celebridades, publicaron cada uno un libro sobre ella. Para colmo, Amy y Blake se reconciliaron, continuaron su romance y continuaron también la secuencia de escándalos que venían protagonizando. Volvieron por la puerta grande, casándose. Los conciertos de Amy pasaron de espectaculares derroches de talento y actitud, a borracheras públicas, donde la cantante se embriagaba a medida que avanzaba el show y terminaba balbuceando las letras que el resto coreaba con pasión y entrega. La casa de naipes no demoró en caer. Tras la hazaña de los Grammys, Blake fue arrestado por golpear al mesero de un pub y luego tratar de comprar su silencio, la oferta, dicen varios medios británicos, fue de 200.000 euros. Poco después, Amy se desmayó estando en su casa, la llevaron en ambulancia hasta una clínica y ahí le diagnosticaron un enfisema pulmonar. La segunda separación de los autodestructivos amantes se daba en las peores circunstancias.

Con su esposo en prisión, su carrera en picada y su vida en riesgo, Amy no tuvo más remedio que internarse en la rehabilitación que tanto le repugnaba. Allí, pidió permiso para actuar en un concierto por el noventa cumpleaños de Nelson Mandela, al que había sido invitada antes de su crisis de salud. En 1984, en el mítico estadio de Wembley, miles de personas se habían reunido en un acto similar para demandar la liberación del por entonces encarcelado líder sudafricano. Esta era una ocasión especial y Amy se portó a la altura. En su discurso de agradecimiento, frente a un Hyde Park abarrotado de admiradores, Mandela dijo: ahora está en vuestras manos, ha llegado el momento de que nuevas manos soporten la carga. Sólo Dios sabe si Amy escuchó esas palabras, se supone que llegó minutos antes de su presentación y se marcho enseguida, para volver a su habitación en la clínica de rehabilitación, Madrid la esperaba y no podía darse el lujo de fallar. En todo caso, las de Amy son esas manos que deben soportar la carga. La carga de sobrevivir en público, perseguida, acosada, adorada, con la mitad del mundo esperando que de un paso en falso, para poder decir se los dije, y la otra mitad esperando que alcance la consagración absoluta. La carga de ser lo que el resto no pudo, una estrella, y curar con sus conquistas las frustraciones de los fanáticos, que viven a través de ella lo que no vivirán jamás por sí solos. La carga de vivir en una vitrina y no siempre estar de humor para visitas.

Amy Winehouse ya tiene su estatua de cera, tamaño real, en el Museo de Madame Tussaud de Londres. Los estudiantes de último año de cultura inglesa de la universidad de Cambridge, en su examen final de crítica práctica, deben comparar las letras de Amy con los poemas de Walter Raleigh (pirata y aventurero que vivió durante el reinado de Isabel I, a quien cortejaba con sus versos) En la era de la piratería y las descargas digitales, Winehouse ha vendido más de cinco millones de discos en todo el mundo. Se estima que cobra medio millón de euros por presentación y que su fortuna personal supera los diez millones de euros. Nadie sabe cuándo acabará todo esto. Si muere joven, acaso sin llegar al tercer disco, Amy Winehouse será más poderosa que todas las cantantes de su tiempo. Habíamos agachado la cabeza, resignándonos a ídolos no retornables hechos a la medida en reality shows. Y se hizo la luz con una cantante que se cae y se levanta y se revuelca y se enloda y vuelve a pararse, como todos nosotros, en el mejor de los casos.

(Mundo Diners, 2008)





7.25.2011

Premio Alfaguara 2011 se presenta en Ecuador


Gran novela la que este año se llevó el Alfaguara. El autor es el colombiano Juan Gabriel Vásquez (de la generación B39, al igual que su compatriota Antonio Ungar, que se alzó con el Herralde) y estará en nuestro país hoy y mañana. Pilas. Si habla como escribe, vale la pena, vale mucho la pena, escuchar lo que tiene que decir.

Quito: Lunes 25 (HOY) a las 19h30 en el Hemiciclo de la FLACSO (La Pradera E7-174 y Diego de Almagro)

Guayaquil: Martes 26 a las 11h00 en el Teatro Centro de Arte.

7.19.2011

Entrevista a David Byrne


David Byrne, cofundador de la mítica banda Talking Heads, artista plástico de prestigio mundial y bici-activista, estará en Quito este jueves 21, en el Centro de Arte Contemporáneo El Bicentenario (Luis Dávila y Venezuela, Barrio San Juan, 19h00), dando una charla llamada “Ciudades, bicicletas y el futuro de la movilidad”, en la que también aprovechará para presentar de manera informal su libro Diarios de bicicleta. Aquí una entrevista a la distancia.

Por Juan Fernando Andrade

Si, como dijo alguna vez, “lo visual a veces te dice como escuchar”, ¿puede lo visual decirte cómo descubrir una ciudad extraña en bicicleta?
Suelo empezar buscando la plaza central, un museo, un monumento, un río. Usando estos lugares uno puede retomar los pasos que permitieron que la ciudad crezca, que se convierta en lo que es actualmente. No confíes enteramente en los locales, a menudo subestiman cosas como éstas, aunque hay excepciones. Los locales tienen su propio mapa mental que funciona principalmente para sus vidas privadas, han interiorizado mucho de su ambiente y no pueden ver que aquello que los rodea es especial.

“La mejor vigilancia es hacer pensar a todos que están siendo vigilados” ¿Siente que lo vigilan?
El Concejo Nacional de Seguridad tiene la ambición de vigilarnos a todos, tienen edificios enteros donde guardan nuestros correos electrónicos, llamadas de celulares y mensajes de texto. Lo que nos salva es su incompetencia, nunca podrán filtrar u organizar toda esa información. He hablado sobre la invasión a Iraq en algunos de los diarios más importantes del país, así que no me sorprendería si estoy en una lista de vigilados. Me imagino que no soy una amenaza seria porque todavía no me han tocado.

“Casi todos nosotros, de cualquier raza, tenemos algo de qué arrepentirnos.” ¿De qué se arrepiente?
Soy británico y fui bautizado en honor a un ancestro que fue misionero en África a comienzos del siglo XX. Mi madre está especialmente orgullosa de que hubiera un misionario en la familia. Yo siento más o menos lo contrario. Entiendo el contexto histórico, pero no puedo evitar pensar que los misioneros vinieron (y aún vienen) a borrar las culturas indígenas disfrazados del cristianismo benevolente, la medicina o la educación, permitiendo así el colonialismo y las industrias que vienen con eso. Nunca le diría esto a mi madre.

“Por ejemplo, si estoy escribiendo una canción, no quiero crítica sincera” ¿Cómo sabe cuando un nuevo proyecto está listo parta conocer a otra gente?
Hay un momento de fragilidad en todo lo que se está formando – una canción, una relación, un niño –, cuando incluso la crítica más sincera y constructiva, puede ser devastadora. Si viene muy temprano siembra la semilla de la duda y puede que las cosas nunca lleguen a ser lo que podrían haber sido. Sé que hay momentos en los que siento que una canción puede ser un trozo de oro o una montaña de mierda, no siempre sé cual de las dos. Si se le ha permitido crecer lo suficiente para establecer una identidad que sea sincera y no comprometida, entonces probablemente está lista, aun cuando se convierta en algo que la gente no ame de entrada.

“… andar en bicicleta, en muchos países, implica pobreza”. Ecuador es un ejemplo perfecto de eso, así como de comprar/manejar un auto como símbolo de estatus ¿Podría darnos la receta para esta enfermedad?
Wow, no soy un experto cambiando percepciones, pero a riesgo de sonar sexista, me imagino que si más mujeres empiezan a montar bicicletas entonces los hombres, de todas las edades, seguirán el ejemplo.

“…tengo la urgencia de ver mis a ratos aleatorias andanzas como si tuvieran una trama, un propósito guiado por alguna historia escondida.” ¿Cuál es esa historia?
Nos gusta pensar que teníamos que llegar hasta donde llegamos, que hay una razón para que nuestras decisiones anteriores nos hayan conducido a este instante. Es absurdo. Esta narrativa imaginaria, personal y nacional, tiene que ser acomodada para justificar dónde estamos a cada momento, con quién vivimos y en qué situación. Es al revés: el presente reescribe el pasado.

“Me di cuenta de que en ese momento la ironía me interesaba más que la utopía” ¿No es utópico pensar que el mundo entero irá en bicicleta al trabajo?
La ironía me interesa mucho menos ahora, por lo menos eso creo. ¿Acaso eso significa que tengo que ser un utópico idealista? Pensar alrededor de líneas ideológicas y absolutistas es peligroso, muchas acciones horribles a gran escala se han justificado como el resultado de un sueño utópico o una ideología rígida. Entiendo que no todo el mundo encuentra la bicicleta como algo práctico, así como entiendo que las industrias de automóviles y combustibles están bien consolidadas y lucharán con fuerza para mantener su dominio. He visto ciudades donde alternativas para el transporte han sido incrementadas, y algunas de ellas están funcionando, no es utópico esperar que un proyecto que funciona sea copiado y adoptado en otros lugares, es pragmático y realista.

“El mundo no es lógico, es una canción” ¿Qué canción?
No actuamos ni nos relacionamos de maneras enteramente lógicas y racionales, hay otro tipo de conexiones, otros tipos de lógica que son más poéticos, más musicales. Uno no siempre se comporta de acuerdo al plan, como cuando una pieza musical lo mueve emocionalmente. Una canción funciona cuando las expectativas (musicales y líricas) son ligeramente violadas, cuando no puedes predecir exactamente qué es lo que va a pasar aunque luego pase y se sienta bien. Eso es lo que quiero decir.

(El Comercio, 18/07/11)

7.12.2011

David Byrne en Quito: boletín de prensa oficial


David Byrne y CiclóPolis presentan el foro itinerante “Ciudades, bicicletas y el futuro de la movilidad”

• El foro promueve debate y reflexión en torno al tema de movilidad y urge a tomadores de decisiones y ciudadanía organizada a construir ciudades más eficientes y disfrutables que ofrezcan a sus ciudadanos transporte sustentable y equitativo.

• Este foro itinerante se realizará en 9 ciudades de América Latina para generar conciencia y posicionar estos temas como prioritarios en la agenda local y nacional: Paraty, Brasil; Sao Paolo, Brasil; Buenos Aires, Argentina; Santiago, Chile; Lima, Perú; Quito, Ecuador; Bogotá, Colombia; Guadalajara, México; Ciudad de México, México.

Quito, DM 21 de julio 2011. Centro de Arte Contemporáneo El Bicentenario (Luis Dávila y Venezuela, Barrio San Juan) 19h00.

David Byrne, ex vocalista y guitarrista de Talking Heads, en conjunto con Belén Cuesta activista de la bicicleta, el Arquitecto y Planificador Urbano Diego Carrión, Patricio Ubidia - Concejal Metropolitano de Quito-, moderados por Diego Puente de CiclóPolis, se darán a la tarea de debatir y reflexionar en torno a la necesidad de promover sistemas de transporte más sustentables y equitativos, y conformar ciudades más limpias y disfrutables.

Durante el foro, proyectarán cómo serían las ciudades del mundo si redujeran su dependencia al automóvil, promovieran sistemas colectivos de transporte, e incrementaran el uso de la bicicleta y otros medios sustentables y no contaminantes de movilidad.

Desde hace varios años en Quito, fruto de la inciativa ciudadana, se discute, propone y promueve la inclusión real y total de la bicicleta en el sistema de movilidad de la ciudad. “A la par de otros medios sustentables como el transporte masivo y el peatonal, la bicicleta ha demostrado ser un aporte fundamental para mejorar la calidad de la movilidad en las ciudades”, menciona Diego Puente, Director de CiclóPolis.

David Byrne ha compuesto, interpretado música y dirigido videos y películas por más de 30 años. Además de haber sido el cantante principal y guitarrista de la innovadora banda de rock Talking Heads, también es un defensor apasionado del ciclismo urbano.

“He utilizado la bicicleta por décadas como principal medio de transporte en Nueva York, y me he dado cuenta de que es práctico y agradable. Disfruto la perspectiva que brinda el moverse en bicicleta sobre la ciudad y los lugares que visito; me gusta la sensación de flotar y deslizarme sin motor, puedo detenerme y explorar, hacer mi propio itinerario y tomar la ruta que yo quiera para llegar a cualquier lugar” comentó Byrne.

Su último libro, Bicycle Diaries (Diarios de bicicleta), es un relato sobre las odiseas que ha vivido en sus recorridos por las calles de muchas de las ciudades más importantes del mundo. A través de anécdotas y fotografías personales, Byrne evidencia el hecho de que trasladarse en bicicleta y utilizarla como un sistema de transporte sustentable y no contaminante, puede cambiar nuestra visión del mundo y de la ciudad en la que vivimos.

“Me siento conectado con la vida en las calles, y capaz de ir de un lugar a otro con bastante rapidez. Tengo un sentido de ubicación bastante bueno, por lo que no me pierdo con frecuencia; me encanta que a medida que me muevo, desarrollo una especie de imagen mental de la ciudad, algo que no sucede de la misma forma en auto o incluso en transporte público” agregó el músico.

Byrne subirá al escenario acompañado por un dirigente local, un defensor de la bicicleta y un urbanista, para ocuparse en conjunto de la generación de sinergias y alianzas estratégicas que se traduzcan en proyectos conjuntos de mayor impacto y alcance. Aunado a esto, el panel transmitirá a los asistentes distintos puntos de vista en términos de promoción de sistemas más eficientes de movilidad, planificación urbana, responsabilidad social y el placer derivado de percibir el mundo desde una bicicleta.

¿Cómo puede convertirse la Ciudad de México en una más amigable con el ciclista? ¿Cómo cambiaría la ciudad si más personas hicieran de la bicicleta su principal medio de transporte?

Los invitamos a unirse a David Byrne y a este grupo de especialistas para reflexionar en torno al papel de la bicicleta y los sistemas públicos de transporte sustentable, tipo Autobuses de Tránsito Rápido (BRT por sus siglas en inglés), en la transformación de la experiencia urbana.

Para obtener más información acerca del libro Bycicle Diaries o Diarios de bicicleta y sobre David Byrne, ingresa a: http://www.davidbyrne.com/art/books/index.php

Para más información, favor contactar a Elizabeth Frías al (2901920 / 2503791 ) comunicacion@ciclopolis.ec .

Sobre CiclóPolis:
Organización ciudadana que promueve mediante actividades concretas el uso de la bicicleta como medio de transporte sano, no contaminante y ecológico. Coordina el Ciclopaseo Semanal de Quito; asesora en la implementación de ciclovías permanentes para la ciudad, CICLO-Q; anima y realiza intervenciones urbanas para fomentar el uso de esta nueva vía para la movilidad alternativa; realiza y ejecuta propuestas de apropiación de los espacios públicos por parte de la ciudadanía; busca mejorar la convivencia entre los distintos actores de la urbe. Y propone la construcción de ciudades más humanas, más incluyentes, menos contaminadas, más amigables.

7.04.2011

Una conversación para evolucionar


David Byrne, co-fundador de la mítica banda Talking Heads y activista de la bicicleta, estará en Quito el próximo jueves 21 de julio para dar una charla sobre el futuro de la movilidad urbana. El acto, titulado "Una conversación para evolucionar", contará con varios panelistas ecuatorianos y será en el Centro de Arte Contemporáneo El Bicentenario, a las 19h00. Aunque la info estará circulando por varios medios en cuestión de días, los mantendré al tanto de cualquier novedad.


Mientras tanto, una reseña del libro que Byrne presentará esa noche en Quito.


Escribir en bicicleta

David Byrne, mejor conocido como el líder de Talking Heads, la banda que en los 80’s descubrió aplicaciones insólitas para la música pop norteamericana, es mucho más que eso.

Es un artista visual con aliento transgresor y un obrero de la plástica cuyas instalaciones están entre lo más divertido e ingenioso del medio. Es también un hombre-pedal, un activista de la bicicleta que va por el mundo sobre dos ruedas convencido (y tratando de convencer a otros) de que el futuro de la movilización urbana está en un invento del pasado. Por último, es el autor de Diarios de bicicleta, un libro de viaje que atraviesa Berlín, Estambul, Buenos Aires, Manila, Sídney, San Francisco, Nueva York, y se cuenta desde la perspectiva del pequeño asiento triangular de una bicicleta portátil.

Para tranquilidad de todos, no son los tweets de un turista que se asombra cuando encuentra burros cruzando la calle o, lo que capaz fuese peor, los líos no resueltos de un rockstar que viaja en busca de paz espiritual para su vida de lujo decadente y sexo sin sentido. Los capítulos-viajes están llenos de observaciones sinceras, oportunas y maduras, sobre los temas más variados: las repercusiones de la administración Bush (a la que se refiere como El Imperio del Mal), la obra del austriaco Otto Muehl “que estuvo preso porque supuestamente tuvo sexo con todo y todos en su comuna, incluyendo niños”, lo increíblemente desconectados que están los países latinoamericanos entre sí, lo sobrecogido que nuestro narrador-protagonista se siente frente a las rocas de Uluru, en el centro de Australia, donde “por alguna razón, examinando el montículo, me quebré﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽uebrmontnte a las rocas deesierto de Uluru niños" e viaja en busca de paz espiritual y sentido para su vida de excesosé y empecé a llorar, inexplicablemente”. Como tiene que ser, más temprano que tarde, uno viaja sobre los conos de la llanta trasera, mirándolo todo con la boca abierta.

Diarios de bicicleta se despide cuando Byrne, de vuelta en su departamento neoyorquino, se emociona imaginando el día en que Manhattan sea un gran parque para ciclistas: propone estrategias que han resultado en otros ciudades y, sin mucho esfuerzo, te contagia, te pone de su lado. Ahí, cuando cierras el libro y te das cuenta de que tienes ganas de pedalear por todo el mundo y conocer gente y seguir pedaleando, es obvio que el libro funciona como una de esas canciones que, lo quieras o no, te ponen a bailar.

(El Comercio, 03/07/11)