6.20.2013

¿En qué piensa Mick Taylor?


Los Ángeles, California, 20 de mayo del 2013. Los Rolling Stones están tocando en el Staples Center, mejor conocido como la cancha de los Lakers. Sobre el escenario está Mick Taylor, el guitarrista que se separó de la banda hace más de cuarenta años y que ahora dobla las rodillas, apoya su Gibson Les Paul en el muslo, levanta el mango y toca el solo de Can’t You Hear Me Knockin como si no hubiese pasado ni un día.  

Mick Taylor tenía 20 años cuando subió a un escenario en el Hyde Park de Londres y debutó frente a más de doscientas mil personas como el nuevo guitarrista de los Rolling Stones, en julio de 1969. Grabó guitarras y compuso canciones para álbumes clave en años clave: Let It Bleed, Sticky Fingers, Exile On Main Street. Y renunció en el 74, días después del lanzamiento de It’s Only Rock n’ Roll, porque claro, tocar en los Stones no era sólo rock n’ roll.

Taylor ha dicho que Mick Jagger no le dio el crédito de compositor en varios temas y que Keith Richards, quizás por envidia, nunca lo aguantó del todo. Ha dicho que por esos años era adicto a la heroína y que el ambiente, el tour, la joda, habrían acabado con él y con su familia. Y también ha dicho que desde el principio sintió que no estaría en la banda por mucho tiempo. Ser un Stone no es sencillo, no se trata de tocar bien, a ratos ni siquiera se trata de tocar.

Lo veo desde las alturas, sección PR9, fila 7, silla 11. Mick Taylor tiene barriga, el pelo largo y canoso, y parece más saludable que el resto. No tiene aura de peligro ni perfil de mito ni parece haber vuelto de la muerte como los otros, pero toca como los dioses. How does it feel?, me pregunto. Lo pudo haber tenido todo: todos estos años, toda esta gente a sus pies, todo ese otro planeta. ¿En qué piensa Mick Taylor esta noche? ¿Se arrepiente? ¿Valió la pena? ¿Se salvó?

La respuesta debe estar en sus sueños. Capaz duerme tranquilo en su casa de campo, lejos de todo, abrazando una almohada que huele a lavanda. O no. Sueña con limosinas y adolescentes bañadas en champaña y construye en sueños la vida que dejó ir. Al despertar hay una mancha de sudor en las sábanas.

(El Comercio) 

5 comentarios:

Raul Farias dijo...

Mis respetos este post...

Francesco Sinibaldi dijo...

Comme l'hirondelle.

Un son dans
l'immensité,
un souffle de
poésie où la
neige disparaît
avec la douceur
d'une rime
fugitive.

Francesco Sinibaldi

Francesco Sinibaldi dijo...

Danza y poesía.

Como la rima
de una hoja
que brilla,
como el sol
que regresa
en el llanto
infinito de una
noche encantada.

Francesco Sinibaldi

Anónimo dijo...

Las mismas preguntas aplican para Pete Best.
Buen post.

Francesco Sinibaldi dijo...

A smile in the morning.

The solemn
desire is a
beautiful
sadness that
often returns
when a fine
thought appears.

Francesco Sinibaldi